No quitan mucho tiempo de las actividades diarias, pero aportan considerablemente al bienestar físico y emocional ayudándote a sentirte mejor contigo y tú entorno.

Durante el día existe una serie acciones que  se realizan sin mayores cuestionamientos evitando, con ellas, algún tipo de consecuencias perjudiciales para la salud. Bañarse y lavarse los dientes son un claro ejemplo de esto, pues independiente de las series de actividades que se tengan en una apretada agenda, no se dejan de hacer diariamente ya que se conoce el beneficio que tiene para el organismo. La higiene mental busca  justamente lo mismo: mejorar y asegurar una buena salud mental mediante  hábitos diarios.

Jorge Fuentes, psicólogo y Director de Pranavida, destaca la relevancia que tiene, a largo plazo, mantener conductas sanas y que potencien el bienestar emocional. “Lo que hace la higiene mental es poder mantener nuestro cortisol en niveles estables, evitando el estrés y todo el impacto físico y emocional que esto genera”, plantea al profesional, quien agrega que “muchas de estas  conductas o estrategias también tienen impacto inmediato en nuestro cuerpo. Sin embargo es importante poder sostenerlas en el tiempo y transformarlas como una forma vida”.

Pero ¿qué hábitos podemos adoptar? De acuerdo a lo que aclara Fuentes “no estamos hablando de grandes acciones, sino de darse un tiempo para uno y comenzar a cambiar la forma en que vemos el mundo.

Necesidades básicas cubiertas: “Parece básico decir que es importante comer y dormir bien, pero muchas veces no nos damos los tiempos que nuestro cuerpo requiere o lo hacemos de mala manera. Poder alimentarnos dándonos espacio para hacerlo en tranquilidad, sin estar con el computador al lado o mirando la televisión no sólo no ayuda a procesar mejor la comida, sino que nos baja las revoluciones un rato y nos permite disfrutar de ese tiempo. En el caso de nuestras horas de sueño también debemos darle prioridad, ya que un dormir de buena calidad regula nuestro cuerpo y nos permite estar con más energía para enfrentar un nuevo día”

Respira profundo: “La invitación es principalmente a tomar consciencia de nuestra respiración y darnos un momento para dejar de hacerlo de forma mecánica. Esto nos permitirá centrarnos en el presente, dejar atrás los ruidos mentales y tener noción de cómo está nuestro cuerpo cuando estamos con emociones negativas. Lo ideal es poder realizar estas respiraciones cuando estemos en momento de estrés o con cuadros ansiosos”.

Aprender a gestionar tus emociones: “Socialmente nos cuesta hablar de nuestras emociones porque se consideran como una debilidad, pero es muy importante poder reconocerlas, identificar qué las provocas y, de ahí, actuar de manera consciente y de la mano de lo que sentimos y sin anularlas.

Dale una vuelta y piensa positivo: “Las emociones negativas nos meten es un espiral del cual cuesta salir, se alimentan con nuestros propios pensamientos, por lo que es importante tratar de equilibrar esas ideas buscando algo positivo que permita contrarrestar esos sentimientos que nos van a empezar a poner modo pesimista”.

Mueve tu cuerpo: “Independiente de cuál sea, la actividad física es esencial para poder bajar los niveles de cortisol y mejorar el bienestar emocional. Correr, salir a caminar, bailar, lo que sea nos permite regalarnos un momento para nosotros y para desconectarnos un momento de las rutinas”.

 

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