Por: Raúl Sánchez, psiquiatra especialista en trastornos del ánimo y director del Centro Clínico del Ánimo y la Ansiedad

Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión afecta a aproximadamente el 3,8% de la población mundial. En el contexto específico de Chile, las estadísticas revelan que un 6,2% de los habitantes del país experimentan depresión, mientras que un preocupante 15,8% se encuentra bajo «sospecha de depresión», según informes del Ministerio de Salud.

De hecho, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la depresión afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, convirtiéndola en la patología de salud mental más sufrida a nivel mundial. Es considerada la primera causa mundial de discapacidad porque interfiere en la vida diaria de las personas, debido a que puede afectar la capacidad de dormir, estudiar, comer, trabajar y disfrutar la vida. 

Es un trastorno complejo que va más allá de la tristeza, caracterizado por síntomas como anhedonia, aislamiento social, trastornos del sueño y del apetito, falta de concentración y persistente sensación de cansancio. Estos elementos afectan profundamente la calidad de vida, haciendo que las actividades cotidianas parezcan abrumadoras.

Surge como consecuencia de una compleja interacción entre diversos elementos, abarcando desde factores genéticos, hasta aspectos ambientales y emocionales, desencadenándose mediante una combinación de influencias biológicas, entorno circundante y procesos psicológicos.

En el contexto nacional, las enfermedades de salud mental impactan a una proporción de la población equivalente a la observada en países desarrollados. No obstante, se destina únicamente un 2% del presupuesto, una cifra notablemente inferior en comparación con los países de la OCDE, quienes asignan entre el 6% y el 10% para abordar este aspecto.

Mantener una vida saludable y acudir con ayuda profesional es el primer paso para alcanzar un mejor estilo de vida en todos los aspectos. Abordar esta compleja problemática implica reconocer que diversos factores contribuyen a su desarrollo, entre los cuales destacan la inactividad física y el uso nocivo del alcohol.

El cuidado personal desempeña un papel fundamental en el abordaje de los síntomas. En este sentido, resulta fundamental reconocer la importancia de adoptar medidas proactivas e implementarlas en la vida cotidiana. Mantenerse conectado con actividades que solían brindar placer y satisfacción es esencial. Además, el contacto regular con personas cercanas resulta un soporte emocional invaluable. 

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