Por: Chris Ariyan, CEO Clúster Andino de Pfizer
Es cáncer, no es una enfermedad que solo afecta a personas mayores. Este mito se suma a varios que rondan y que afectan a millones de personas en todo el mundo. No hay que pertenecer a un grupo económico en particular o vivir en una zona determinada. La realidad es totalmente diferente. La Organización Mundial de la Salud (OMS) cataloga al cáncer como una epidemia mundial, afectando a más de 19,9 millones de personas al año globalmente y de forma más desproporcionada, a los países de ingresos medios y bajos. Esto refleja una realidad: no todos tenemos los mismos recursos para hacer frente a esta enfermedad.
Y eso lo sabemos quiénes conocemos la realidad en países en vías de desarrollo o incluso en aquellos que se consideran más desarrollados o miembros de la OCDE, como es el caso de Chile. Entonces, ¿qué hacer? Una parte de la solución es avanzar en la búsqueda de equidad en la atención del cáncer; es decir, que todos tengamos las mismas oportunidades de prevención, de diagnóstico en etapas tempranas y si es el caso, en etapas avanzadas, de recibir el o los tratamientos adecuados y de obtener un acompañamiento posterior a finalizar la terapia. Desafortunadamente, muchos pacientes no pueden tomar decisiones oportunas en torno a su enfermedad debido a implicaciones de índole económico, social, geográfico y hasta de derechos humanos y es allí en donde esa desigualdad se hace aún más grande.
La educación de una persona, sus ingresos, si reside en una zona rural o más cercana a grandes ciudades, así como en un país emergente o más desarrollado, entre otros factores, determinan si el tumor se puede detectar, tratar y atender de forma adecuada y sustentable para el sistema. Estudios demuestran que, alrededor del 70% de los fallecimientos por esta enfermedad suceden en países emergentes, los cuales cuentan con menos recursos para hacerle frente a la carga del cáncer.
Una amplia brecha sin rumbo
 
La desigualdad en el acceso a la atención oncológica implica que grupos vulnerables y con menos recursos no puedan hacer uso de los medicamentos adecuados para su tratamiento y tengan que enfrentarse a situaciones complicadas, en términos de acceder a centros de salud y formas de desplazamientos. También, el contacto con médicos y centros especializados se vuelve más complejo conforme aumenta la distancia entre poblados remotos y zonas urbanas.
 
La brecha se marca aún más en niños y niñas, con tasas de supervivencia menores al 30% en países de ingresos bajos y medios3. Además, cuando los ingresos del paciente se ven comprometidos por la afectación de su capacidad laboral y del incremento de gastos imprevistos, la persona puede obligarse a poner de lado su tratamiento, por el pago de otros servicios básicos5.
Si la equidad en salud plantea que todos podamos acceder a servicios de calidad, es necesario que tanto autoridades como actores del sector pongamos en práctica iniciativas acorde con las necesidades de los pacientes oncológicos, no de sus ingresos económicos.
Esencial: reconocer las necesidades en todas las vías  
Para lograr que todas las personas tengan una oportunidad equitativa de hacer frente al cáncer, los programas de atención oncológica deben reconocer aquellos aspectos en los que se está fallando e instaurar una vía definida según metas, barreras, necesidades de los pacientes y del sistema, y recursos disponibles, en búsqueda de la mejora constante para poder brindar medicina personalizada, específica para cada paciente.
Invertir y acrecentar la educación continua del recurso humano en salud y de la población, en términos de factores de riesgo, diagnóstico temprano y tratamiento, es indispensable, ya que también apoya la labor de aclarar prejuicios acerca de la enfermedad. Asimismo, las autoridades de salud pueden considerar extender más los servicios centralizados a comunidades lejanas, optimizando así la cobertura en atención.
Los avances en la detección y tratamiento están dando resultados con el paso del tiempo. Según cifras en Estados Unidos, se observa que de 2015 a 2019 las tasas de mortalidad general por cáncer disminuyeron el 2,1 % por año en los hombres y las mujeres como grupo combinado7. Todo nos indica que esta cifra continuará mejorando.
Los sobrevivientes de cáncer también tienen un papel esencial. Son aliados indispensables para abordar las necesidades de acceso de futuros pacientes e inclusive, para instaurar programas de navegación dentro de los sistemas de los países.
Para los pacientes con diagnóstico de cáncer en etapas avanzadas, dependiendo del tipo de cáncer, actualmente existen terapias dirigidas que ayudan a prolongar la expectativa de vida de los mismos, así como su calidad de vida, por ello es muy importante poder tener la disponibilidad de pruebas de diagnóstico y tratamientos que permitan ofrecer esas oportunidades para estos pacientes.
Cada vida cuenta y  la industria farmacéutica busca facilitar el acceso a ciertos medicamentos para quienes realmente los necesitan -incluyendo aquellos con metástasis- y que vayan a hacer una diferencia en su calidad de vida. Tácticas e iniciativas existen con miras a mejorar la equidad en la atención oncológica, lo que se necesita es la disposición de los diferentes actores del sector, una asignación adecuada de recursos y un trabajo conjunto, a nivel público y privado, para poder salvar miles de vidas más.

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