Cada 28 de mayo UNICEF conmemora el Día Internacional de la Higiene Menstrual, jornada que tiene como objetivo “fomentar la erradicación de la pobreza menstrual”, un concepto que alude a la lucha que enfrentan mujeres y niñas de bajos ingresos para adquirir productos menstruales, analgésicos para el dolor y ropa interior por la carga financiera que supone.

“La falta de información adecuada puede afectar negativamente la percepción de las niñas y adolescentes respecto de su menstruación, considerándola vergonzosa o sucia, alimentando mitos y tabúes que generan estigmatización, ansiedad y miedo”, afirma Marcela Pino, Directora de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de Universidad de Las Américas.

Para la académica de UDLA, la primera menstruación, también conocida como menarquia, es un tema fundamental en este sentido. Se trata de un evento relevante para el desarrollo físico y emocional de las niñas, y un acompañamiento adecuado es la respuesta para el déficit de información y educación al respecto. “Esta brecha puede ocasionar un manejo inadecuado de la higiene menstrual, provocando infecciones y problemas de salud, además de aumentar la susceptibilidad a embarazos no deseados y a infecciones de transmisión sexual”.

 

Consejos para un adecuado acompañamiento

De acuerdo a la Guía de Salud Menstrual del Ministerio de la Mujer y Equidad de Género, la situación actual en la materia es desfavorable en todo el mundo: la menstruación no solo reduce oportunidades, sino que motiva estigmas y prejuicios.

Dada la importancia del tema, Marcela Pino sugiere que el apoyo parental en preparar a las niñas antes de su primer ciclo y los cambios físicos en esta etapa de la vida es fundamental. Una niña bien informada se siente empoderada y segura, en lugar de asustada o avergonzada.

“Las niñas experimentan muchas emociones durante la menarquia, por ello se debe brindar un acompañamiento empático y sensible en un espacio seguro donde puedan expresar sus sentimientos y hacer preguntas sin temor al juicio. Esto ayuda a construir una imagen corporal positiva y una relación saludable con su ciclo menstrual”.

La menstruación es un proceso natural: entregar este mensaje es una forma de combatir los estigmas y la vergüenza. Padres, hermanos mayores y educadores tienen un papel fundamental en demostrar una actitud abierta y de apoyo.

Todos tienen el reto de asegurarse que las niñas tengan acceso a toallas higiénicas, tampones, copas menstruales u otros productos, junto con información sobre su uso correcto, así como el deber de educar sobre la gestión de la menstruación en diferentes contextos, tanto en la escuela o durante actividades físicas.

“A través de una educación adecuada, apoyo emocional, acceso a recursos y la creación de entornos de apoyo, podemos empoderar a las niñas para enfrentar esta etapa de manera positiva y segura, estableciendo las bases para la salud menstrual y reproductiva en toda su vida”, concluye Pino.

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