- El déficit de este nutriente –que es obtenido de forma natural a través de alimentos de origen animal, como pescados, leche y carne– tiene un impacto en el largo plazo a nivel del sistema nervioso. Algo similar ocurre con otros como el hierro, el calcio o el yodo.
- De no tratarse, puede causar anemia, fatiga, debilidad muscular, problemas intestinales, daño en los nervios y trastornos del estado de ánimo; la condición es característica en personas que siguen dietas veganas, mayores de 50 años u operados por problemas de peso.
- Los académicos Karen Basfi-Fer y Rodrigo Valenzuela advierten que la supervisión médica es fundamental, al igual que una adecuada planificación y adherencia, lo cual exige a las personas ser responsables y, a la vez, capaces de financiar las fortificaciones.
El déficit de vitamina B12, asociado a personas que adhieren a dietas veganas, pacientes sometidos a intervenciones para perder peso e individuos mayores de 50 años no suplementadas adecuadamente, puede incrementar el riesgo de desarrollar problemas al sistema nervioso central en el largo plazo, entre ellos la demencia.
Así lo advirtieron académicos de la Escuela de Nutrición y Dietética, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, los doctores Karen Basfi-Fer y Rodrigo Valenzuela, quienes efectuaron un llamado en respuesta a la promoción de regímenes alimenticios a base de productos de origen vegetal.
Los especialistas sugirieron a la población adoptar estas decisiones bajo supervisión con un nutricionista, ya que los bajos niveles de este y otros macronutrientes se vinculan con diversos problemas a la salud.
La carne, el pescado y la leche (y sus derivados) son la principal fuente natural de vitamina B12, un nutriente que es fundamental para el metabolismo de las proteínas y la producción de glóbulos rojos en la sangre, entre otras funciones. De no tratarse adecuadamente, su deficiencia puede causar anemia, fatiga, debilidad muscular, problemas intestinales, daño en los nervios y trastornos del estado de ánimo.
“Las dietas basadas en vegetales tienen también efectos protectores para la salud cardiovascular y la prevención de enfermedades crónicas, entre ellas la hipertensión, la diabetes o el cáncer. Sin embargo, si no es bien llevada, el déficit de nutrientes como el calcio o la vitamina B12, entre otros, puede afectar la salud muscular y ósea y la sinapsis en el sistema nervioso central”, dijo la directora de la Escuela de Nutrición de la casa de estudios pública, la Dra. Basfi-Fer.
La investigadora de la Universidad de Chile recalcó que el riesgo es mayor en grupos como lactantes, embarazadas y personas de la tercera edad. Más aún considerando que algunos alimentos tradicionales en dietas que carecen de productos de origen animal tienen niveles muy altos de alimentos ultraprocesados y que podrían derivar en regímenes no saludables.
“En muchos casos, las personas buscan estas dietas apelando a sus beneficios a la salud, pero hay que tener cuidado desde el punto de vista de las deficiencias. El otro argumento común es el de la protección al medioambiente, pero vemos que hay monocultivos de alimentos vegetales que tienen un gran impacto al planeta. No hay alimento que no tenga impacto, porque somos millones los seres humanos y hoy tenemos lugares donde el alimento es escaso”, agrega la Dra. Basfi-Fer.
En los últimos días, la Organización de Consumidores y Usuarios de Chile (Odecu) reveló los resultados de un reporte que advierte irregularidades en la información de productos veganos y vegetarianos que se comercializan en Chile. Sobre la base de 20 productos que sustituyen la carne y alimentos procesados, la entidad indicó que ninguno de ellos declaró con precisión los valores nutricionales presentes en sus etiquetas.
Las principales irregularidades observadas se concentran en las diferencias significativas en los niveles de hidratos de carbono y sodio, dos componentes clave para personas con condiciones como la diabetes o la hipertensión. Un caso particularmente grave corresponde a un sucedáneo de salame que presentó un 3684% más de hidratos de carbono que lo indicado en su etiqueta, lo que subraya la magnitud del problema, según Odecu.
El Dr. Rodrigo Valenzuela agregó que la adhesión a estilos de vida veganos se hace habitualmente por temas de protección animal y medioambiente, advirtiendo que en dietas veganas es clave el consumo de proteínas vegetales en base a legumbres como arvejas o soya que permitan una fortificación de la dieta.
“Nutricionalmente, el veganismo tiene diversos aspectos que deben ser abordados muy seriamente, particularmente por el déficit de algunos nutrientes que son de origen animal en su mayoría y casi en su totalidad. Es el caso de proteínas de alto valor biológico, entre ellas la vitamina B12, o algunos ácidos grados como el DHA Omega 3, presente en pescados y mariscos. El principal tema es la suficiencia nutricional, es decir, que los alimentos aporten todos los nutrientes que el organismo requiere”.
Biodisponibilidad
La nutricionista Karen Basfi-Fer recalcó que la deficiencia en la vitamina B12 puede generar problemas neurológicos hasta llegar a la demencia en el largo plazo, debido a que contribuye en distintos procesos a nivel cerebral. También ocurre lo mismo con el calcio, que participa en procesos relacionados con la sinapsis o comunicación entre neuronas.
Las sustancias del complejo B inciden en múltiples aspectos fisiológicos. En particular la vitamina B12 aporta en la producción de sustancias químicas que regulan el estado de ánimo y muchas investigaciones apuntan a su asociación con la depresión. La facultativa subraya que los mamíferos no tenemos la capacidad para sintetizar este tipo de nutrientes, y que alimentos como la carne, los huevos o los lácteos los ofrecen con una adecuada biodisponibilidad o capacidad del organismo para absorber.
Solo como referencia, para obtener el calcio que nos entrega la leche, un ser humano tendría que comer 13 kilos de almendra al día.
“Es cierto que dentro de los vegetales hay algunos que tienen una importante cantidad de nutrientes, pero la diferencia con los lácteos es la biodisponibilidad. Por lo tanto, hay que cuidar muy bien la cantidad que se consume. Las almendras, por ejemplo, tienen calcio, pero también fibra, que afecta su absorción. El objetivo es que seamos capaces de asimilarlo y después utilizarlo. Y algunos alimentos no ofrecen esta característica al ser de una digestión más difícil”.
El Dr. Valenzuela recuerda que la población chilena evidencia un déficit que llega hasta el 85% en vitamina D (un micronutriente que el organismo requiere para el fortalecimiento y la salud de los huesos). De acuerdo a la Encuesta Nacional de Salud 2016-2017, un 84% de las mujeres entre 14 y 49 años muestra indicadores insuficientes y un 13% alcanza una deficiencia severa, lo que motivó la decisión de fortificar la leche y el pan por parte de organismos públicos.
“A nivel de salud pública, no hay datos que nos permitan identificar el impacto de estas dietas en la población o el déficit de vitamina B12”.
“Sin embargo, desde la comunidad científica hemos sido enfáticos en promover una alimentación saludable donde están todos los grupos alimentarios presentes. En Chile se reporta un bajo consumo de lácteos, fruta, verdura y mariscos, pero también comemos bastante pan, que es de origen vegetal. Al igual que las papas fritas. En definitiva, lo que necesitamos es promover una dieta con suficiencia nutricional, balanceada y equilibrada”, enfatiza el nutricionista, quien considera que la dieta mediterránea es la mejor elección.
Deficiencia en yodo y hierro
Desde el se advierte que el organismo dispone de reservas de vitaminas y minerales, entre ellos la B12, yodo, hierro y calcio, por lo que un período acotado sin ingerir pescado, mariscos, carnes o leche solo reducirá estas cantidades de forma temporal y sin ocasionar efectos graves en la salud de la persona. Sin embargo, si el déficit se prolonga en el tiempo, y la suplementación no es óptima, los riesgos aumentan.
En el caso del yodo, sus bajos niveles pueden derivar en problemas de hipotiroidismo o hipertiroidismo, ya que es esencial para la glándula tiroides, que, a su vez, produce hormonas que regulan el metabolismo. El hierro, por su parte, también tiene dificultades de absorción (su déficit puede derivar en anemia).
El calcio es otro nutriente crítico: sus impactos se perciben en la contracción muscular y el mantenimiento de huesos y dientes. También aumenta el riesgo de fracturas en contextos de baja asimilación. La recomendación, en este contexto, es apostar por una adecuada suplementación, planificación y fortificación, de manera de reducir los riesgos y potenciar los beneficios de una alimentación basada exclusivamente en vegetales.
“La suplementación es algo que personalmente me preocupa. Primero, porque tiene un costo. Y luego, porque en algunos casos, las personas veganas no aceptan cualquier tipo de vitamina. También está el caso de los adolescentes o grupos más jóvenes de la población, que son menos ordenados y puede que se olviden de seguir este régimen. Tomar una pastilla no solo tiene un costo, sino que obliga a la persona a ser responsable”, concluye la Dra. Basfi-Fer (Por: Luis Francisco Sandoval. Agencia Sandoval & Meirovich Comunicaciones).