Santiago, 20 de marzo de 2025 – La harina es un alimento básico en la dieta chilena y su consumo es parte esencial de la alimentación diaria de millones de personas. Sin embargo, a partir de 2026, una nueva normativa cambiará la composición de este producto: todas las harinas deberán ser fortificadas con vitamina D3, un compuesto esencial para la salud ósea, pero que en la mayoría de los casos proviene de fuentes animales.
¿De dónde proviene la vitamina D3?
La vitamina D3 (colecalciferol) se obtiene principalmente de dos fuentes: lana de oveja (lanolina) y líquenes (una alternativa vegetal menos común en la industria alimentaria). Actualmente, la opción de origen animal es la más utilizada en la fortificación de alimentos debido a su disponibilidad y menor costo.
¿Qué implica esta fortificación para los consumidores?
Una de las principales preocupaciones de esta nueva normativa es la falta de transparencia en el etiquetado de los productos derivados de la harina. Si bien las harinas fortificadas con vitamina D3 de origen animal deberán indicar esta información en sus envases, los productos elaborados con esas harinas, como el pan, la pasta o la repostería, no estarán obligados a especificarlo.
Esto significa que, a menos que los fabricantes lo indiquen voluntariamente, los consumidores no podrán saber si los productos que compran contienen ingredientes de origen animal debido a la fortificación de la harina utilizada en su elaboración.
Un llamado a la transparencia
«Como organización, estamos a favor de la fortificación de alimentos cuando contribuye a la salud pública, pero consideramos que la falta de información en el etiquetado de productos elaborados con harina fortificada es un problema. Muchas personas prefieren evitar ingredientes de origen animal por diversas razones, y esta nueva normativa dificultará tomar decisiones informadas sobre su alimentación», explica Ignacia Uribe, CEO de V-Label Latam.
Actualmente, existen panes certificados con V-Label en el país y se espera que más empresas se sumen a este proceso antes de la entrada en vigor de la nueva normativa en 2026.
«Estamos en conversaciones con diversas empresas productoras para que más productos sean certificados con V-Label, garantizando así la transparencia y permitiendo que los consumidores puedan identificar fácilmente cuáles son aptos para sus preferencias alimentarias», finaliza Uribe.