Un estudio realizado por investigadores de Universidad de Las Américas de Chile y Ecuador, UNAB, Autónoma y Universidad de Castilla-La Mancha de España, publicado por la revista científica Scientific Reports, reveló que el uso de pantallas se relaciona con una mayor ingesta de alimentos ultraprocesados en adolescentes y, a la vez, disminuye la adherencia a la dieta mediterránea que es considerada como uno de los modelos más equilibrados y sostenibles.
El académico de la Escuela de Pedagogía en Educación Física de UDLA, Jorge Olivares, quien fue parte de la investigación, explica que el reporte enfatiza la relevancia del entorno en el que se realizan las comidas y la necesidad de fomentar hábitos conscientes para mejorar la calidad de la dieta en esta población. La asociación podría también ser consecuencia de la exposición a publicidad que promueve el consumo de este tipo de productos.
“El uso de pantallas es un factor que incide negativamente en la alimentación. Es fácil notar cómo, al comer con un teléfono en la mano, muchas veces ni siquiera registramos qué hemos consumido. Esto también se relaciona con el entorno familiar: una buena comunicación en la mesa y la promoción de hábitos saludables son claves para reducir el consumo de ultraprocesados”, señala Olivares.
Titulado “Distracciones al comer como predictores del consumo de alimentos ultraprocesados y la adherencia a la dieta mediterránea en adolescentes”, el reporte indagó en cómo estos elementos y situaciones influyen en la ingesta de este tipo de productos, que según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) tienen una incidencia negativa y creciente en la salud pública global.
Olivares señala que “se puede dar un mensaje claro sobre la necesidad de reducir el consumo de ultraprocesados, aumentar la ingesta de proteínas o fomentar el uso de aceite de oliva, pero si no se modifican los recursos y medios disponibles para lograrlo, es difícil que esas recomendaciones se materialicen. Cada niño y familia vive una realidad distinta y cualquier recomendación debe considerar esas diferencias”, afirmó el académico.
Nutrientes de alto valor
El estudio transversal con una muestra de 826 adolescentes de entre 12 y 17 años, consideró tres tipos de distractores al comer: el uso de dispositivos móviles (se habla por teléfono, se envían mensajes o correos electrónicos, o se utilizan redes sociales), ver televisión o estar de pie. Los especialistas utilizaron modelos estadísticos para identificar asociaciones y variables rótales como sexo, edad, nivel socioeconómico, índice de masa corporal, actividad física, comportamiento sedentario y duración del sueño.
Olivares destaca que, gracias a la presencia de grasas saludables y otros nutrientes de alto valor biológico, la dieta mediterránea mejora la salud cardiovascular, reduce el colesterol y la presión arterial, ayuda al control del peso, regula la glucosa, posee propiedades antiinflamatorias, favorece la salud cerebral y mejora la microbiota intestinal.
“La dieta mediterránea ha demostrado múltiples beneficios para la salud, ya que promueve el consumo de alimentos ricos en antioxidantes, grasas saludables y nutrientes esenciales. Se basa en un alto consumo de frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pescado y aceite de oliva, favoreciendo la salud cardiovascular y cognitiva. Su impacto positivo está respaldado por numerosos estudios científicos, lo que la convierte en un modelo de alimentación equilibrada y recomendado en distintos contextos”, destaca el investigador de UDLA.
Los más obesos de Sudamérica
Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), los alimentos ultraprocesados son formulaciones industriales elaboradas a partir de sustancias derivadas de alimentos y aditivos, diseñados para imitar las características sensoriales de los alimentos naturales. Suelen tener un alto contenido de azúcares libres, grasas totales y saturadas, sodio, y carecen de proteínas, fibra dietética, minerales y vitaminas esenciales.
El investigador de UDLA Chile advierte que este tipo de productos son más accesibles y baratos, y muchas familias, debido a cuestiones económicas, optan por ellos. En un contexto donde además los niños y niñas pasan siete u ocho horas diarias frente a pantallas (contrario a las recomendaciones que limitan este tiempo a solo dos horas), la exposición a publicidad es un factor que promueve su ingesta.
El Dr. Olivares plantea que, si bien Chile tiene una gran disponibilidad de frutas y verduras frescas a lo largo de todo el año, para lograr mejoras significativas en la salud de la población, es necesario un enfoque integral que incluya educación, regulación y acceso a opciones saludables. “En Chile sale mucho más barato comerse un completo y una papa frita que una ensalada con atún, y eso es un problema estructural”, puntualizó el especialista.
La Federación Mundial de la Obesidad alertó recientemente que el 42% de los chilenos mayores de 20 años son obesos. No solo es el país con los peores indicadores en Sudamérica: se estima que, en cinco años, 14 millones de chilenos y chilenas adultos vivirán con la condición. Factores como la alta disponibilidad de alimentos ultraprocesados y el elevado consumo de bebidas azucaradas contribuyen a que el 83% de los adultos en Chile presentan sobrepeso.