Un pinchazo de responsabilidad

  • Aunque no estemos considerados dentro de un grupo de riesgo, la vacunación contra la influenza es crucial. Este virus puede afectar a cualquiera, no solo a personas con enfermedades crónicas.

La protección individual es una de las razones, ya que causa síntomas intensos como fiebre alta, dolor muscular y fatiga extrema, que pueden dejarnos varios días inactivo, afectando la vida laboral, académica o familiar. Incluso sin factores de riesgo, se pueden sufrir complicaciones graves como neumonías u hospitalizaciones.

Pero voy más allá de lo individual; me refiero a la protección en comunidad. La vacuna interrumpe la cadena de transmisión del virus, reduciendo la posibilidad de contagiar a personas vulnerables como podrían ser nuestros padres o abuelos, o compañeros de trabajo que pertenezcan a grupos de riesgo. Este es un acto de solidaridad que protege a quienes más lo necesitan y también contribuye a la salud del sistema sanitario en general.

Está comprobado que la inoculación reduce el riesgo de hospitalización por influenza en un 30% y disminuye hasta un 54% las consultas médicas. Además, las vacunas particulares disponibles, como la tetravalente, ofrecen una protección más amplia, es segura, accesible y la mejor forma de prevenir la enfermedad. Aunque ya estemos en el período de mayor circulación de la influenza tipo A en Chile, aún hay tiempo para vacunarse y, en consecuencia, cuidar a quienes tenemos cerca.

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