Nutrición y mente:

Su consumo se ha vinculado con la mejora de la salud cerebral y la estabilidad emocional, mitigando síntomas de ansiedad, depresión y deterioro cognitivo.

La frase “el intestino es el segundo cerebro” ha cobrado fuerza en los últimos años, y no es casualidad: la ciencia ha demostrado que nuestra salud mental está profundamente conectada con lo que comemos. Entre los nutrientes esenciales que destacan por su impacto en el bienestar emocional y cognitivo, el omega-3 ocupa un lugar clave.

Dentro de los nutrientes esenciales para lograr una óptima salud psicoemocional y cerebral se encuentra el omega-3, un ácido graso esencial que el cuerpo no puede producir por sí solo y es necesario obtenerlo a través de la alimentación o suplementos. “Este nutriente se puede encontrar en alimentos como el pescado azul (salmón, sardinas, atún, caballa y jurel) y en fuentes vegetales como linaza, nueces y aceite de algas”, sostuvo Trinidad Forteza, nutricionista de Nutrisco. 

¿Qué hace el omega-3 en el cerebro?

El omega-3 se compone principalmente de DHA y EPA, dos ácidos grasos que cumplen funciones distintas pero complementarias: el DHA favorece la flexibilidad de las membranas neuronales, facilitando el paso de neurotransmisores como la serotonina, vinculada al estado de ánimo. También estimula la formación de nuevas conexiones sinápticas, lo que se traduce en mejoras en la memoria y la concentración. 

El EPA, por su parte, ha demostrado ser eficaz en la reducción de síntomas de depresión, ansiedad y trastornos del ánimo, al modular procesos inflamatorios que afectan el equilibrio emocional.

Un nutriente para todas las etapas de la vida

El omega-3 es un aliado silencioso pero poderoso para el bienestar del cerebro. Incorporarlo en la alimentación es una estrategia sencilla y natural para proteger nuestra mente. Desde el desarrollo cerebral en la infancia hasta la prevención del deterioro cognitivo en la vejez, el omega-3 cumple un rol protector a lo largo de toda la vida. Su carencia se ha relacionado con una mayor prevalencia de trastornos como el TDAH, la depresión, la ansiedad, el Alzheimer e incluso la esquizofrenia.

“En personas con TDAH, por ejemplo, se han observado niveles más bajos de omega-3, y algunos estudios sugieren que su suplementación puede ayudar a mejorar la atención. En adultos mayores, el consumo frecuente de pescado se asocia a un menor riesgo de demencia y Alzheimer, gracias a su capacidad para modular la inflamación cerebral y favorecer la eliminación de proteínas relacionadas con estas enfermedades”, concluye la profesional. 

Google News Portal Red Salud
Síguenos en Google Noticias

Equipo Prensa
Portal Prensa Salud

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here