Estudios recientes destacan el potencial antienvejecimiento de las semillas de chía y su aceite, y su contribución a mejorar la salud y prevenir enfermedades crónicas. Sus propiedades antiinflamatorias, hepatoprotectoras, antioxidantes, anticancerígenas y antivirales contribuyen a mantener nuestro organismo en un estado de bienestar y protegen nuestras células de posibles daños.

 

Santiago, abril de 2024.- La exposición a la contaminación ambiental, el humo del tabaco y ciertos alimentos puede generar un exceso de radicales libres en nuestro cuerpo. Esta acumulación puede desencadenar estrés oxidativo, inflamación, envejecimiento celular prematuro y enfermedades crónicas, incluyendo problemas cardiovasculares debido al daño que causan a las arterias.

Lo anterior ocurre cuando hay un desequilibrio entre la producción de radicales libres y la capacidad del cuerpo para neutralizarlos. Aquí es donde entran en juego los antioxidantes, moléculas que incluyen vitaminas, minerales, enzimas y compuestos vegetales, que ayudan a neutralizar los radicales libres y prevenir el estrés oxidativo, una causa subyacente de muchas enfermedades crónicas, como la diabetes y el cáncer.

El valor ORAC (Capacidad de Absorción de Radicales de Oxígeno) es un indicador clave del potencial antioxidante de un alimento. Las investigaciones han demostrado que la semilla de chía y su aceite poseen un alto valor de ORAC, superando incluso a otras fuentes naturales de antienvejecimiento. Para la chía se ha descrito un rango entre 8000-15000 umol/TE, mientras que el del aceite de chía más de 2000 umol/TE.

«La chía ha ganado un amplio reconocimiento en el ámbito científico por sus propiedades nutricionales. Es fuente rica en proteínas vegetales, fibra, ácidos grasos esenciales, minerales como calcio, magnesio, potasio, hierro, y compuestos antioxidantes como polifenoles y tocoferoles. En esta última línea, investigaciones recientes han revelado que las semillas de chía poseen un potencial antioxidante excepcional incluso mayor a otras fuentes, convirtiéndolas en un verdadero superalimento”, aseguró Carolina Chica, gerente de Nutrición, Investigación y Desarrollo de Benexia.

Los compuestos bioactivos presentes en las semillas de chía no solo están vinculados a la prevención, sino también a una amplia gama de beneficios terapéuticos. Investigaciones recientes han proporcionado nueva información sobre los principales compuestos fenólicos de la chía, como el kaempferol, ácido cafeico, miricetina, ácido clorogénico y quercetina que, debido a su alta concentración y actividad antioxidante, pueden producir efectos hepato y cardio-protectores, antienvejecimiento y anticancerígenos significativos.

“Los resultados de dichos trabajos sugieren que la semilla de chía y sus extractos, como el aceite o la harina, se presentan como una valiosa fuente de antioxidantes. Es por esto que su inclusión en la alimentación diaria se recomienda como una estrategia efectiva para la prevención del envejecimiento celular y de enfermedades crónicas asociadas con este, concluyó Carolina Chica.

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