• Las causas que ocasionan las dos variantes de la condición –de vigilia o nocturno– se relacionan con aspectos de salud mental, trastornos del sueño, hábitos e, incluso, trastornos gástricos. Pese a que algunas terapias paliativas han ido ganando terreno, la estrategia integral es el abordaje terapéutico más efectivo, afirma la Dra. María José Manresa, de la Clínica Mora Pavic.

El bruxismo, una actividad muscular repetitiva de la mandíbula, caracterizada por apretar o rechinar involuntariamente los dientes, puede afectar a un porcentaje importante de la población, sin que muchas veces las personas sean conscientes de ello. Existen dos tipos o variantes de la condición: nocturno o del sueño, que podría manifestarse en hasta un 30% de los individuos en edad adulta; y de vigilia, cuya prevalencia podría alcanzar un 15%.

En el marco del Día Mundial del Sueño (14 de marzo) y el Día Mundial de la Salud Dental (20 de marzo), la Dra. María José Manresa, cirujano dentista y especialista en Trastornos Temporomandibulares y Dolor Orofacial de la Clínica Mora Pavic, afirma que es importante visibilizar el impacto del bruxismo, así como también educar a la población respecto a sus causas, tratamientos y eventuales aspectos de desinformación asociados. 

“La gran mayoría de los pacientes que tienen bruxismo diagnosticado presentan una condición multifactorial. Estos deben ser derivados no solo al odontólogo, sino que en muchos casos a especialistas como neurólogos, psiquiatras, gastroenterólogos, otorrinolaringólogos, terapeutas ocupacionales, kinesiólogos, entre otros. El equipo tratante debe ser multidisciplinario y por eso la evaluación del especialista es tan importante”.

El tratamiento del bruxismo debe ser integral y etiológico, es decir, enfocado en atacar la causa raíz del problema. Para ello, es esencial conocer los hábitos del paciente, su consumo de fármacos y la presencia de enfermedades sistémicas. Esta información permite establecer un diagnóstico preciso y derivar al paciente a los especialistas adecuados.

Sin embargo, algunos tratamientos paliativos han ganado popularidad. Uno de ellos es la aplicación de toxina botulínica (bótox), que si bien puede ayudar a aliviar los músculos involucrados en el bruxismo diurno, no resuelve el problema de fondo. “Su efecto es temporal, ya que desaparece por completo entre los tres y seis meses”, puntualiza la Dra. Manresa. Además, su uso puede generar efectos secundarios, tales como cefaleas, asimetría muscular, reacciones alérgicas, edemas, hematomas y dolor en la zona de aplicación.

Otra solución paliativa es el uso de planos de alivio, unos dispositivos intraorales diseñados para proteger los dientes y reducir la sobrecarga. Sin embargo, su efectividad a largo plazo puede verse limitada y algunos pacientes experimentan rechazo a su uso prolongado. Su indicación debe ser específica y estar supervisada por un especialista, puesto que su uso inadecuado podría ser perjudicial.

Pesquisar factores de origen

El bruxismo puede clasificarse también por sus causas. Mientras que el bruxismo de vigilia está principalmente relacionado con la salud mental –debido a trastornos como ansiedad y estrés el bruxismo nocturno puede estar asociado a distintos factores, entre ellos el consumo de sustancias estimulantes (cafeína, nicotina azúcar y algunos antidepresivos), la presencia de acidez en la boca o trastornos del sueño.

Todos estos factores pueden aumentar el riesgo de sufrir bruxismo. Por ejemplo, el consumo excesivo de azúcar, bebidas energéticas, isotónicas y alimentos ácidos que cambian el pH de la boca, provocan un apretamiento involuntario para estimular la producción de saliva y neutralizar la acidez. En estos casos, el bruxismo se considera incluso protector. No obstante, esta reacción puede contribuir al desgaste dental.

Las personas con apnea del sueño también tienen más riesgo de desarrollar bruxismo. Al apretar los dientes, los músculos del paladar blando se contraen y ayudan a abrir la vía aérea para respirar mejor y asegurar el suministro de oxígeno. Si bien este mecanismo es un reflejo natural del cuerpo para protegerse, con el paso del tiempo puede generar daño dental y muscular en el largo plazo.

La Dra. María José Manresa enfatiza que detectar a tiempo el bruxismo es esencial para detener el daño que podría provocar pero por sobre todo, porque nos habla de condiciones o patologías sistémicas. Un diagnóstico adecuado requiere de una evaluación odontológica, a fin de identificar desgastes y alteraciones de la mordida; análisis de hábitos y estilos de vida; y estudios del sueño si existe sospecha de apnea. 

La condición no solo puede perjudicar nuestra salud dental, sino también nuestro bienestar a nivel sistémico. Algunas de sus manifestaciones más comunes son fatiga muscular, desgaste dentario e hipertrofia muscular. “Debemos tener en cuenta que el bruxismo no siempre es crónico, el reflujo esofágico puede desaparecer si se controlan sus factores desencadenantes, como el estrés, la dieta o alguna otra causa física. Lo mismo ocurre con los trastornos  respiratorios del sueño. Cambios en los hábitos suele ser la manera más eficiente de tratar. Nuestra conducta hoy debe ser intentar resolver la etiología más que hacer solo tratamientos paliativos”, concluye la cirujano dentista.

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