Descansar en vacaciones no solo significa dejar de trabajar, sino también hacer una pausa emocional y mental. Incorporar pequeñas acciones puede marcar una gran diferencia en el bienestar psicológico y ayudar a recargar energías.

Las vacaciones representan una oportunidad valiosa para reponerse del desgaste emocional acumulado durante el año laboral o académico. Sin embargo, no basta con dejar las tareas de lado. Una recuperación efectiva requiere también de una desconexión mental, que permita disminuir el ritmo cotidiano y restaurar el equilibrio personal.

“Un buen descanso implica una reducción en nuestro nivel de actividades cotidianas, por lo tanto, lo podemos asociar con tomar distancia efectiva de la rutina diaria de actividades laborales o académicas demandantes. Descansar significa ofrecer un espacio de recuperación biopsicosocial a nuestro ser. Al considerar el sueño, los momentos de relajación o de quietud, podemos observar múltiples beneficios en las diferentes dimensiones de la persona, tales como recuperación, reparación y/o restauración física después de la actividad diaria y la fatiga que esta implica”, explica Alejandra Jerez, psicóloga clínica, enfermera y académica del Departamento de Ciencias de la Enfermería de la Universidad Católica de la Santísima Concepción (UCSC).

Durante periodos como vacaciones, recesos o licencias, muchas personas continúan conectadas al trabajo o a situaciones asociadas, e incluso sienten culpa por no “ser productivos”. Otras mantienen rutinas agotadoras que impiden que el tiempo libre cumpla su propósito reparador.

“Entre los beneficios de un descanso adecuado, podemos observar mejoras significativas en el procesamiento de la información, lo que potencia la atención, la concentración, la memoria y la consolidación del aprendizaje. Además, ofrece el espacio necesario para gestionar adecuadamente las emociones, lo que contribuye a disminuir los niveles de estrés y ansiedad, y a prevenir trastornos del estado anímico”, añade la especialista.

 

Consejos para alcanzar un buen descanso

Entre las recomendaciones entregadas por la profesional se encuentra priorizar un sueño reparador durante la noche. Para ello, se sugiere evitar el uso de pantallas al menos una hora antes de dormir, preferir una habitación a oscuras, en silencio y con una temperatura adecuada, y realizar actividades relajantes como leer, escuchar música suave o practicar ejercicios de respiración. “También es importante evitar comidas pesadas o el consumo de estimulantes como café o bebidas energéticas antes de dormir”, advierte.

Además del sueño, el descanso debe complementarse con actividades que brinden tranquilidad, ya sea en contacto con la naturaleza o en el hogar. Caminatas, lectura, momentos de silencio, música suave o conversaciones en entornos seguros y calmados son algunas opciones recomendadas. Lo fundamental es que estas actividades resulten placenteras para quien las realiza, ya que, si se hacen por obligación, no contribuyen a un descanso real.

 

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