La vida moderna, junto con sus ventajas, también nos ha traído un estilo de vida estresante, contaminación, comidas manipuladas y aditivos alimentarios. Todo ello puede conducir a enfermedades cardiovasculares, colesterol alto, diabetes, infecciones o cáncer. Los fármacos sintéticos para tratarlas también conllevan efectos adversos. Sin embargo, la naturaleza sigue regalándonos alimentos y remedios que nos ayudan a cuidar la salud. Existen cientos de sabrosos «súper alimentos» que contienen nutrientes, antioxidantes y otros elementos que puedan defendernos de las infecciones, suprimir las células cancerosas, regular los niveles de glucosa sanguínea, fortalecer los huesos o ayudarnos a perder peso mientras disfrutamos comiendo. Hemos seleccionado 10 muy especiales, particularmente si son ecológicos.
10: Arándanos
El jugo del arándano negro o azul puede prevenir infecciones de vejiga mediante el mismo mecanismo del arándano rojo: evita que la E. coli se pegue a las paredes de la vejiga. Esta acción antibacterial tambiénpreviene y acelera el alivio de la diarrea.
Los nativos americanos creían que los arándanos eran mágicos. Los usaban para teñir ropa y también valoraban sus propiedades dietéticas y medicinales. Los potentes antioxidantes de esta baya nos protegen de arriba a abajo. Las altas concentraciones de antocianinas que generan el color azul también pueden proteger la vista y luchar contra los radicales libres que causan el cáncer. Además su ácido elágico parece inhibir el crecimiento tumoral.
Los arándanos pueden incluso reducir la grasa del vientre. Los efectos son mejores cuando se consumen dentro de una dieta baja en grasa, pero un estudio de la Universidad de Michigan prueba que también son beneficiosos en las dietas altas en grasa. La razón está en que los arándanos intervienen en el sistema de almacenamiento y quema de la grasa, además de mejorar el uso que el organismo hace de la glucosa.
9: La miel
Pinturas rupestres en España que se remontan al año 7.000 antes de Cristo muestran a gente recolectando miel de las colmenas. Templos, tumbas y sarcófagos de faraones egipcios y reyes incorporan representaciones de abejas y miel. Virgilio y Plinio la ensalzaron e Hipócrates la prescribió. Los ejércitos invasores romanos llevaban con ellos colmenas para utilizarlas en la alimentación, la medicina y ganar energía. Mientras, los británicos de la antigüedad atribuían fortaleza a la hidromiel, una bebida de miel fermentada.
A diferencia del azúcar, la miel es un edulcorante rico en nutrientes, proporciona numerosos minerales y vitaminas C, D, E y del complejo B. Es un concentrado de carbohidratos que eleva la energía tan necesaria para el deporte. Paradójicamente, la miel también es beneficiosa para promover el sueño. Alivia los dolores de garganta y calma la tos nocturna.
Los estudios han mostrado que la miel baja los triglicéridos en sangre. También inhibe el crecimiento tumoral y del cáncer en ratones. La miel inhibe las células que causan el cáncer de vejiga y protege contra la colitis. Tiene propiedades antisépticas que la convierten en buen tratamiento tópico para infecciones, llagas y quemaduras.
Para las alergias al polen, la miel local es un remedio más agradable y rentable que las inyecciones. La miel recolectada en un radio de 32 kilómetros de la vivienda del alérgico puede inmunizar contra el polen de las inmediaciones. La doctora Leila Denmark, que se graduó en la Escuela de Medicina de Georgia en 1928 y ejerció la medicina hasta que se retiró a la edad de 103 años, recomendaba añadir una cucharadita (2,1 gramos) de miel de la zona a la dieta diaria para curar las alergias al polen. Los niños hasta el año de edad no deben consumir miel porque puede provocar reacciones adversas.
8: Alubias
Las alubias son bajas en grasas y tienen alto contenido en fibra, son ricas en proteínas y están libres de colesterol. Como la miel, la amplia variedad de alubias secas, incluidos los garbanzos, reduce los triglicéridos, la grasa en la sangre que pueden causar ataques al corazón. También rebaja los niveles sanguíneos del denominado colesterol malo (LDL) y eleva los niveles de colesterol bueno (HDL). Su alto contenido en carbohidratos y fibra ayuda a regular el azúcar en sangre y a mantener la diabetes bajo control. Las judías también pueden ayudar a prevenir el cáncer de colon, gracias en gran medida a la fibra.
Según Carper, la dosis diaria recomendada es de 50 a 75 gramos de alubias. Esta cantidad se ha demostrado que:
Además, de acuerdo con La Puma, las personas que comen alubias con regularidad tienden a pesar menos(3,2 kilogramos) que las personas que rara vez las consumen.
Para evitar gases, se recomienda remojar las alubias durante la noche anterior a cocinarlas.
7: Brócoli
El brécol crudo es un aliado contra multitud de enfermedades. Está lleno de fuertes antioxidantes que combaten el cáncer de pulmón, colon, próstata, gástrico y de mama. El compuesto Indol-3-carbinol que contiene el brócoli, puede:
El brócoli contiene numerosos minerales y vitaminas que combaten la enfermedad, incluyendo el cromo, un elemento importante en la regulación del azúcar en la sangre y la insulina. Sus altos niveles de ácido beta-caroteno y ácido fólico ayudan a prevenir las cataratas. El ácido fólico detiene el virus que causa el cáncer cervical. El brócoli es una buena fuente de calcio, un agente que reduce la presión sanguínea y es necesario para la fortaleza de los huesos.
Este alimento también puede hacernos más inteligentes. Proporciona hierro, esencial para un funcionamiento saludable del cerebro. Contiene boro, un oligoelemento que aumenta la actividad de las ondas cerebrales y agiliza las respuestas físicas. Además, el beta-caroteno del brócoli mejora la capacidad para pensar.
6: Cebollas
Dulces, picantes y olorosas, las cebollas son una de las más antiguas medicinas.
La cebolla también se ha utilizado para pagar el alquiler y felicitar a los recién casados. Las cebollas son ricas en antioxidantes y son posiblemente uno de los mejores alimentos para combatir el cáncer. Chalotas, rojas y amarillas son la fuente dietética más rica de quercetina, un potente antioxidante. Los numerosos agentes anticanceríginos en las cebollas son eficaces contra el cáncer de boca, de garganta, de pulmón, de estómago, colorrectal, de mama, de ovario, de próstata y de hígado, según Galeone.
Comer mucha cebolla puede reducir el riesgo de cáncer de garganta en un 88% y el cáncer de próstata en un 71%, de acuerdo con La Puma. Las personas que viven en Vidalia, Georgia, hogar de la cebolla Vidalia, sufren un tercio de la tasa de cáncer de estómago en EE.UU., concluye Carper.
Las cebollas también son buenas para el corazón, reducen el colesterol y bajan la presión arterial. Contienen anticoagulantes que diluyen la sangre y reducen la obstrucción de las arterias. Incluso pueden bloquear la actividad de coagulación de la sangre producida por los alimentos grasos.
Con siglos de antigüedad, se ha probado su eficacia en tratamientos contra la diabetes. Cocida o cruda, la cebolla reduce el azúcar de la sangre y cuanto más se consume, mayor es el ef ecto.
También ayuda a combatir otras enfermedades. Las cebollas son antibióticos, antivirales, antisépticos y antiinflamatorios naturales. Ayudan a dilatar los tubos bronquiales, facilitando la respiración de los asmáticos leves, de aquellos que sufren la fiebre del heno y las personas con bronquitis crónica. La cebolla incluso puede ayudar a lidiar con el estrés. La quercetina es un sedante suave que induce a la relajación y el sueño.
5: Pescado
El salmón, las sardinas, la caballa, el arenque y el atún son peces saludable para el corazón. Todos ellos contienen altas concentraciones de ácidos grasos esenciales omega-3, fundamentales para el correcto funcionamiento del organismo pero que necesitamos obtenerlos de los alimentos.
Los ácidos grasos Omega-3 son particularmente buenos en la reducción del riesgo de ataque cardíaco y accidente cerebrovascular. Una dieta alta en estos ácidos grasos reduce los síntomas de la presión arterial alta, diluye la sangre y previene los coágulos. También estabiliza la frecuencia cardiaca y disminuye los niveles de triglicéridos.
Comer pescado graso también protege contra la degeneración macular, una condición relacionada con la edad que lleva a la pérdida de la visión, y promueve la función saludable del cerebro. También se ha vinculado al alivio de la depresión.
Comer regularmente pescado rico en ácidos grasos omega-3 puede impedir el desarrollo del asma y la artritis reumatoide. Esto se debe a que el aceite de pescado tiene un efecto anti-inflamatorio y porque actúa directamente sobre el sistema inmunológico. El aceite de pescado también puede combatir el cáncer de colon y de mama, y puede reducir la proliferación donde ya ha aparecido, afirman los estudios de la Universidad de Maryland.
4: Boniatos
Ni el boniato ni la patata están relacionadas con tiempos de gloria. En las épocas de la Revolución y las guerras civiles estadounidenses su consumo era elevado, y en la década de 1920 cada americano consumía alrededor de 14 kilogramos de boniatos al año. Ahora, rara vez se comen fuera del día de Acción de Gracias y en Europa su consumo es bajo.
Sin embargo, la batata debería tener un lugar en la mesa diaria. Los también llamados camotes tienen grandes cantidades del antioxidante beta-caroteno, numerosas vitaminas y minerales y mucha fibra. De lo único en que son bajos es en grasa, colesterol y calorías. Están ligados a la prevención de las enfermedades del corazón, derrames cerebrales, numerosos tipos de cáncer y cataratas. Comer diariamente papas dulces reduce el riesgo femenino de ataque cardíaco en un 22% y las probabilidades de un accidente cerebrovascular en un 40-70%, afirma Carper.
Las batatas también pueden mejorar la salud del riñón. Un estudio japonés publicado en 2007 mostraba que los niveles de indicadores de hepatitis se reducía significativamente en los hombres que consumieron una bebida elaborada con la variedad de piel púrpura. La acción de estabilizar el azúcar en sangre y la mejoría de la resistencia a la insulina que ejerce el boniato puede ayudar a evitar la diabetes.
Por otro lado, una papa dulce calentada en el horno durante unas horas se puede degustar como el caramelo, a la vez que mantiene sus beneficios para la salud.
3: Té
En momentos de estrés, los británicos siempre sugieren una taza de té. Y unas tazas de reconfortante té al día pueden tener beneficios significativos sobre la salud. El té – negro, verde, oolong y blanco – proviene de las hojas de la Camellia sinensis, pariente de las camelias en flor utilizada en jardinería.
Está cargado con las catequinas que combaten el cáncer. El té verde es el que más contiene. El Dr. Hirota Fujiki del Japan’s National Cancer Center Research Institute sugiere que beber té es una forma práctica de prevenir el cáncer. Las catequinas también son anti-bacterianas, una cualidad que hace del té un activo en la prevención de úlceras estomacales.
El té verde y el negro reducen los factores de riesgo de enfermedades cardíacas al bajar la presión arterial y el colesterol total. El té también dilata los vasos sanguíneos y mejora el flujo sanguíneo. Evita que las plaquetas se acumulen y trabaja para disolver los coágulos de la sangre, lo que ayuda a reducir el daño que las dietas ricas en grasas producen en las arterias.
En las mujeres mayores, beber té puede también mejorar la densidad ósea, ya que es una buena fuente de manganeso, que es importante para tener huesos fuertes.
2: Yogur
Durante décadas, al yogur se le ha reconocido su capacidad para prevenir y curar la diarrea. El yogur elimina las bacterias que causan trastornos intestinales y las investigación más recientes muestran que la actividad antibacteriana del yogur puede alcanzar a todo el organismo al estimular el sistema inmunológico. Incluso mata a la bacteria que causa el olor corporal. Cuando se toman antibióticos, el consumo de yogur ayuda a reparar la flora intestinal, especialmente si es bífidus, y durante los viajes resulta preventivo de las inesperadas diarreas.
Este producto lácteos además reduce significativamente la susceptibilidad a las alergias al polen, fiebre del heno y los resfriados, si se comienza a consumir tres meses antes del inicio de la época del polen o la estación fría. Para obtener el máximo beneficio se puede tomar durante todo el año. También ejerce actividad antiviral y contra el cáncer. Estimula los anticuerpos del sistema que luchan contra la infección y atacan a virus y tumores. Lo yogures que contienen Acidophilus ayudan a prevenir las infecciones por hongos y pueden reducir la incidencia de cáncer de colon.
1: El ajo
Plinio el Viejo (23-79 DC) atribuyó al ajo alrededor de 61 usos médicos en su «Historia Natural», entre los que destacan:
Es probable que nunca necesitemos extraer una flecha, pero se pueden obtener numerosos beneficios para la salud al comer el ajo. Las propiedades antibacterianas que han hecho del ajo un tratamiento tópico efectivo durante miles de años también hacen un buen trabajo en el interior del cuerpo.
Los investigadores han identificado más de 30 agentes que combaten el cáncer dentro del ajo y su prima, la cebolla. En estudios con ratones, la dieta de ajo redujo los tumores de colon un 75%, previno el 100% del cáncer de esófago y bloqueó el 70% del cáncer de mama (Carper). Un estudio alemán encontró que el ajo es tóxico para las células malignas. El ajo puede ser el mejor alimento contra el cáncer, especialmente para el cáncer de estómago. Su acción antibacteriana mata a la H. pylori, la bacteria que supuestamente provoca cáncer de estómago y colon.
En asuntos del corazón, comer uno o dos dientes de ajo al día reduce los triglicéridos del 13 al 25 por ciento y baja la presión arterial, el colesterol y el peligro de coagulación sanguínea. El ajo combate los coágulos de la sangre mejor que la aspirina. Trabaja en ocho diferentes formas para detener la formación de coágulos, mientras que la aspirina tiene una sola acción (Harper).
El ajo también alivia el dolor en las articulaciones, el gas y la diarrea y aporta calma y sensación de felicidad. Aplastado, mejora su acción beneficiosa.
Equipo Prensa
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