Dr Mauricio Bonilla Sanchez

Es crucial comprender que la salud mental abarca el bienestar emocional, psicológico y social. El bienestar psicológico, definido por Capullo (2016), se configura como un estado de satisfacción con la vida, acompañado de un sentido de propósito y dominio sobre el propio entorno. Este estado se caracteriza por una autoestima positiva, con un grado de autonomía que permite la independencia y capacidad para tomar decisiones propias, sensación de control sobre la propia vida y las circunstancias que la rodean y un sentimiento de pertenencia junto con la idea de que la vida tiene un sentido y un objetivo.

Diferenciar la salud mental del bienestar psicológico es clave, si bien este último constituye un componente esencial de la primera, un alto nivel de bienestar psicológico puede ser un factor protector frente al desarrollo de problemas de salud mental, favorece la resiliencia, las personas con un alto nivel de bienestar psicológico tienden a tener una mayor capacidad para afrontar los desafíos de la vida, regular sus emociones y mantener relaciones saludables además suelen responder mejor a las intervenciones terapéuticas y tienen una mayor probabilidad de recuperación.

La necesidad de cambiar la estrategia hacia la salud mental comunitaria donde la comunidad actúa como el principal recurso, ¿Y cómo hacerlo posible? en primera instancia, debe estar en la agenda pública y en el interés de los tomadores de decisión, crucial en la actualidad donde se discuten o fracasan cambios/reformas estructurales de algunos de los sistemas de salud  como el chileno y el colombiano, que muestran que los modelos de aseguramiento con alto componente de primera individual olvidan o dejan de lado las acciones tendientes a promover la salud y prevenir la enfermedad con la consecuente inflexión del gasto, haciendo que los costos no sean contenibles con la crisis financiera que ello trae.

La rápida evolución de la tecnología digital ofrece un sinfín de posibilidades para promover la salud mental de manera innovadora y efectiva, desde aplicaciones móviles que brinden información sobre salud mental, estrategias de afrontamiento, recursos de apoyo y herramientas para el autocuidado, hasta la  promoción del uso de las redes sociales para crear comunidades virtuales de apoyo donde las personas puedan compartir experiencias, ofrecer consejos y recibir ánimo de otros usuarios. 

Las redes sociales pueden ser una herramienta valiosa para combatir el aislamiento y la soledad, que son factores de riesgo para los problemas de salud mental pasando por la implementación de sistemas de inteligencia artificial para detectar señales tempranas de problemas de salud mental, ofrecer apoyo personalizado y realizar tareas administrativas, liberando tiempo para que los profesionales de la salud mental se concentren en la atención directa a los pacientes.

Desafíos en la promoción de la salud mental: La soledad relacional Parte 1

La promoción de la salud mental a través de la tecnología permite gestionar un gran abanico de posibilidades para mejorar el bienestar de las personas y crear comunidades más resilientes. Sin embargo, la integración efectiva de estas herramientas en los sistemas de salud existentes presenta desafíos importantes que requieren atención y acción conjunta. 

Dr. Mauricio Bonilla Sanchez
Médico especialista en salud pública de Saluta

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