Cristián Villegas Director Instituto de Educación y Lenguaje Universidad de Las Américas

Imaginemos a un estudiante haciendo su tarea en la actualidad: en lugar buscar información, copiará la respuesta que le entregue alguna de las muchas IA existentes sin cuestionarla. Esto es ¿progreso tecnológico o trampa cognitiva? La OCDE ya advertía desde el 2024 que uno de los grandes desafíos de la irrupción de la inteligencia artificial en educación y su uso intensivo, es que los estudiantes no desarrollen sus habilidades cognitivas y pensamiento crítico, lo que nos sitúa en un nuevo paradigma de analfabetismo digital. Observamos entonces una nueva generación con alto uso de tecnología, pero que no necesariamente entiende cómo funciona y que incluso puede ver disminuidas sus capacidades y potencial si es que las metodologías educativas no orientan la forma correcta de gestionar estas herramientas, donde se asegure el desarrollo de los aprendizajes y habilidades curriculares. 

El problema no es usar la IA, que cada vez penetra más fuerte en la población, donde, a modo de ejemplo, Chile encabeza el Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial (ILIA 2024), sino que los estudiantes, deleguen en ella el análisis, la creatividad y el pensamiento crítico. Es así como la alfabetización digital ya no es solo un tema de conocer el funcionamiento de las máquinas, sino en saber aprovechar todo su potencial, pero evitando que sean ellas las que aprendan por nosotros, lo que lleva al desafío de aprender a dialogar con la inteligencia artificial, no a obedecerla. 

La séptima Radiografía Digital de Niños, Niñas y Adolescentes en nuestro país, ya evidenciaba a inicios del 2024 que un 50% de los estudiantes usaba la IA para sus tareas, porcentaje que hoy es mucho mayor, siendo el problema principal el que no verifican la información, no la cuestionan y no la internalizan, por lo cual el uso que se le da a esta tecnología no es diferente a la de una calculadora: se asume que está bien, sin cuestionar críticamente si la información es adecuada, contiene sesgos o peor aún, si está inventada producto de una alucinación. En parte, esto podría abordarse de mejor manera, integrando el uso de inteligencia artificial orientada por el docente dentro del sistema escolar, tal y como hoy han anunciado varios países y por, sobre todo, fomentando el pensamiento reflexivo en los alumnos. 

Es importante atender este tema, sobre todo considerando que la IA podría heredarse a las nuevas generaciones como la manera de resolver los desafíos escolares; por ello es importante diseñar e implementar rápidamente estrategias que mejoren la calidad de la interacción que se tiene con esta tecnología y por, sobre todo, se fomente un análisis crítico y ético. 

No solo debemos saber usar la IA de manera correcta, sino también cuándo no usarla o cómo integrarla de forma adecuada en beneficio del desarrollo del pensamiento. Si un estudiante duda de una respuesta que le entregue la inteligencia artificial, sabremos que iremos por mejor camino.

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