Paola Espejo, Vicerrectora de UDLA Sede Viña del Mar
El aula actual es diversa. Estudiantes con distintos ritmos, formas de pensar, maneras de comunicarse y comprender el mundo conviven a diario en espacios educativos que requieren una adaptación constante por parte de docentes y equipos pedagógicos. Frente a este desafío, la inteligencia artificial generativa (IA) emerge como una herramienta con alto potencial para apoyar procesos de enseñanza equitativos y personalizados.
En el ámbito educativo, la inclusión no es solo una meta, sino un derecho. Así lo establece la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que promueve la construcción de culturas escolares capaces de responder a la diversidad, no solo abriendo las puertas de las escuelas, sino transformando las prácticas para impulsar la participación activa de todos los alumnos.
El 2023 la Unesco declaró que la IA puede ser una aliada clave para mejorar la equidad y calidad educativa, principalmente, si se gestiona éticamente. En septiembre de ese año también lanzó la “Guía para el uso de IA generativa en educación e investigación”, documento que proporciona orientaciones para su implementación responsable en contextos educativos, incluyendo la protección de la privacidad de los datos y la adecuación pedagógica según la edad.
La IA generativa ofrece una vía concreta para avanzar en esa dirección. Su capacidad de analizar grandes volúmenes de datos y generar contenidos a partir de necesidades específicas permite adaptar materiales, proponer distintas rutas de aprendizaje y crear actividades ajustadas a las características de cada estudiante. En el caso de niños, niñas y jóvenes autistas, esto puede traducirse en apoyos diferenciados que consideren sus formas particulares de percibir e integrar la información y relacionarse con el entorno.
El uso de estas nuevas tecnologías para el desarrollo de adecuaciones y el diseño de actividades puede fortalecer la planificación docente, diversificar recursos y facilitar una atención más cercana y pertinente. Son herramientas prácticas para la personalización del aprendizaje que están al servicio de la docencia y la inclusión.
En ese camino, distintas experiencias de capacitación docente en el uso de tecnologías emergentes muestran resultados alentadores, especialmente cuando se vinculan con metodologías activas y estrategias de apoyo a la diversidad. La clave está en avanzar con responsabilidad y sentido pedagógico, siempre con el foco en garantizar el derecho de todos y todas a aprender.